La
tormenta
Si
me ves un día llorando
y
mi llanto es absorbido
por
los vientos y mareas,
no
lo tengas en cuenta, amor,
debe
ser que en mi interior
ya
ha estallado la tormenta,
Cúbrete
con tu chubasquero,
hecho
de nube y de sol.
Acurrúcate
debajo del alero
de
mis dudas, y ten presente
que
solamente una sonrisa tuya
será
el arco iris que aplacará
mi
tempestad.
Luego,
no me despiertes, amor,
déjame
seguir soñando,
soñando
con hadas de colores,
esas
que vienen con sus varitas
mágicas
de incienso y que van
impregnando
nuestro nido
del
perfume íntimo del amor.
Mari
Carmen Martín
LA PALABRA EN EL MUNDO