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Soy mujer hecha palabra

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sábado, 26 de marzo de 2011

UNA GOMERA EN SANT CUGAT DEL VALLÉS

En cualquier parte del mundo donde quiera que se encuentre un gomero o una gomera, allí, tarde o temprano aparecerá un pariente, un familiar o una amistad con cara de gomero (despistado) y con una cartona en la mano ...
(cartona = caja de cartón amarrada con un "jilo"). ...Y dentro, el kilito de gofio de trigo del molino de Trujillo, la botellita de miel de palma, la cajita de galletas y el almogrote.
Pues así más o menos con esa pinta llegué yo a ese precioso lugar cercano a Barcelona, que se llama Sant Cugat del Vallés y en el que me sentí como si fuera un lugar ya conocido. Se me parecía con Vilaflor o con Chipude  por la altura y el frescor del aire. Y por el trazado y empedrado de sus calles, con Icod o Garachico.  Y llegué alli porque en esa ciudad vive una gomera, una gomera muy peculiar: Tona

Tona es una señora nacida  en La Gomera, en el mismo pueblo que he nacido yo, en Alajeró. Su historia personal es digna de un premio pulizzer, pero no me corresponde a mi contarla y menos novelarla, que no tengo yo talento de novelista, pero sí puedo decir que es ejemplar el arraigo que esta mujer tiene por el lugar donde nació, habiéndo sido toda su vida, ciudadana del mundo. 
Hoy en su madurez, Tona ha descubierto que a pesar de los años que llevaba desvinculada de su lugar de orígen, todavía sus raices, sus amigos, sus convecinos recuerdan a aquella niña y a su familia. Y no sólo eso, sino que además le comunican que alguién ha escrito un libro sobre la vida de su padre. Con motivo de tal acontecimiento, vuelve a las islas y retoma el contacto con tantos recuerdos y añoranzas  que la han acompañado siempre por todo el mundo.
Ella ha recuperado el sentimiento gregario de pertenecer a una comunidad humana concreta: ser gomera. Y nosotros hemos descubierto a una amiga, a una paisana, que vive en Sant Cugat del Vallés y que nos recibió como a una  familia, nos mostró su linda y pequeña ciudad, como he dicho al principio , muy pintoresca y agradable con un magnifico monasterio medieval en buen estado de conservación. Nos presentó a parte de su familia, nos invitó a sentarnos a su mesa, a degustar ricas viandas hechas por su amiga y a brindar con un buen vino de reserva para las ocasiones especiales, por nuestro bello pueblo de Alajeró y por nuestra gente, personas  que conocimos las dos,  y que  hoy muchos ya no están... ¿o sí?.. sí , sí que están porque aún permanecen  en nuestro recuerdo.
¡Gracias, Tona, te esperamos en la Gomera!

2 comentarios:

Ligia dijo...

Dos gomeras, entonces. ¡Qué chiquito es el mundo! Abrazos

marcamar dijo...

Sí, Ligia, ya ves, los gomeros, como las malas hierbas: nos extendemos por todas partes. :))
¡Gracias por leerme, guapa!