Maribel
es mi amiga poeta internauta desde hace ya bastantes años. Nos
conocemos de las veladas literarias on line que cada noche se
conforman arbitrariamente en nuestra "casita
de los poetas".
Maribel,
más conocida por su nick armonia o por el gentilicio cariñoso de
"mañica linda" _ como yo la llamo muchas veces _ es una de mis mejores
amigas conocidas por internet. Es vital, simpática, bromista,
acogedora, amable, bondadosa, etc. Le encanta ayudar, enseñar,
animar... bueno, es interminable y agotador calificar a esta amiga
con todos los adjetivos que le corresponden.
Nuestra
amistad se ha ido consolidando de una manera pausada, sin demasiado
apasionamiento ni demostraciones excesivas de afecto ficticio. Más
bien, de manera natural, esta amistad nuestra se ha ido cociendo a
fuego lento y condimentando con noches de confidencias, de compartir
penas y glorias, de ir conociendo nuestras respectivas realidades, a
las personas que cada una tenemos en nuestro entorno emocional, como
por ejemplo, a su Alfredico, a mi Paco, a sus niños y su niña y yo
a los míos. Mi madre, su madre, la bella mujer de la Casa de la Palabra en el
África del siglo pasado, con su elegancia y su gran fortaleza. Esta
circunstancia es lo que me ha hecho identificarla con la vida de Elsa
López que también su infancia estuvo marcada por África.
Maribel
también comparte conmigo a sus dos bellezas de nietas, Sara y Alba,
que como yo no tengo nietas, me las presta algunos ratos.
Todo
este cúmulo de sentimientos, ideas y querencias compartidas
en noches insomnes y en momentos mágicos, se ha ido concentrando de
tal manera que ya estaba pidiendo a gritos una válvula de escape,
una pista de despegue que nos permitiera volar juntas después de
tanto compartir en la distancia.
Yo
no tenía previsto que se pudiera dar un encuentro con mi amiga
Maribel en
este viaje que realicé a Barcelona de nuevo con mi querida amiga y vecina María Camila,
pero sí presentía que se daría algún día. Pero como últimamente Camila, se cree en el deber de cumplir mis deseos y
caprichos, cuando
le conté mi sueño
de poder ir algún día a Zaragoza a conocer a mi amiga la mañica,
me dijo: _ Irémos al Ebro _
¡Y claro que fuimos!
El
día 2 de mayo, a media mañana y bajo una fina llovizna, llegamos a
la estación de tren de Zaragoza, donde nos esperaban Maribel y
Alfredo, que con los brazos abiertos nos acogieron como si nos
conociéramos de toda la vida.
Se
desvivieron por enseñarnos su bella ciudad, su plaza monumental, la
catedral, La Pilarica, a cuyos pies nos postramos y dimos gracias por
estar allí en tan grata compañía. Nunca había visto en tan poco
espacio, tantos vestigios de diferentes culturas: románico, gótico,
mudéjar, neoclásico,
barroco... y hasta un teatro romano en proceso de excavación dentro
de la misma ciudad.
Después
nos desplazamos a las afueras, donde tienen
una bonita casa, en la que nos acogieron y agasajaron con tantísmo
cariño, que pareciera que estuviéramos en la nuestra. Pasamos un
rato de lo más entrañable, conversando y brindando por tan linda
amistad con un vino muy especial que Alfredico sacó de su bodega.
¡Gracias, mañicos!
Luego,
después de la larga sobremesa, salió de nuevo Maribel con nosotras.
A
Alfredo
lo habíamos dejado ya agotado, pobrecito. Nos despedimos de él y
nos fuimos las tres a recorrer un precioso parque cercano
_ el Parque Labordeta _ que es una maravilla, con sus cascadas,
jardines, paseos, miradores, balaustradas … una belleza.
Y
ya nos fuimos a la estación, donde entre risas y abrazos nos
despedimos con el alma agradecida por tantas muestras de afecto
sincero y entrañable.
Fue
un verdadero regalo conocer a estos dos seres humanos maravillosos,
que ya dejarán para siempre sus huellas en nuestras vidas.
¡Gracias, amigos, en Tenerife también vosotros tenéis vuestra casa y vuestras amigas!
Mari Carmen y Camila