ARTURO LEÓN: MEXICANARIO

Arturo León se ha convertido desde este último domingo, día 3 de junio de 2012,  en un "aventurero triunfador" con su puesta en escena del magnífico musical "Mexicanario".


Este chico es increíble y hay que ver la voluntad que pone en todo lo que hace para conseguir cautivar a un público difícil, como es el canario, conocedor de la música mexicana desde muchos años atrás. Y aún así, triunfó de manera brillante y por sus propios méritos, con su  trabajo y sacrificio, con su entusiasmo y su arte, consiguió montar un espectáculo de tal categoría, con más de  30 personas sobre el escenarios: mariachis, grupo de violines, coros, coreografía, etc. De tal forma que maravilló e impresionó al numeroso público asistente.


El lleno de la sala sinfónica del auditorio fue casi total, hasta la bandera, como se suele decir en el argot taurino. Y estuvieron muy cerca de colgar cartel de "no hay entradas".


Comenzó el espectáculo con un impresionante zapateado del artista con su grupo de ballet mexicano, ataviadas las chicas con los típicos trajes multicolores de amplias faldas y los tocados hechos de cintas de colores. Un regalo para los sentidos.


Luego fue interpretando las canciones habituales de  su repertorio, tanto las conocidas canciones mexicanas de toda la vida, como las  más modernas que se adaptan más a su estilo romántico, entre las que se encuentra su tema estrella: "Déjame"  que fue compuesto por el cantante y compositor canario, Nauzet, que también participó en la gala con dos canciones, una de ellas, a dúo con Arturo, que fue una belleza de canción romántica.


También cantó la canción de su último cd titulada "ni una lágrima más" que está obteniendo un clamoroso éxito entre la gente joven y no tan joven.


Otro momento muy emotivo fue cuando cantó "caballo viejo" esa canción venezolana tan conocida por todos y que les tocó el corazoncito a mis amigos venezolanos que estaban a mi lado.


Y ya casi terminando el concierto, cuando todos creíamos que no habrían más invitados, presentó a bombo y platillo a nuestro gran timplista canario, Benito Cabrera, todo bondad, sencillez y arte. Juntos rindieron un sentido homenaje al grupo mítico por excelencia, a los Panchos, haciendo una fusión de músicas de ambas orillas en forma de poupourrí, que naturalmente tarareábamos todos.


El concierto estaba previsto que finalizara como a las diez de la noche, que fue el momento en que Arturo comenzó a despedirse, pero después de presentar nuevamente a todo el elenco de artistas que estaban sobre el escenario, en total creo que unas 32 personas, además del  equipo técnico, maquilladoras, peluqueros, etc., el público no abandonaba la sala y seguían pidiendo: ¡otraaa, otraaaa!.
Y salía Arturo nuevamente al escenario, una y otra vez a complacer a su público: "cielito lindo"  "yo soy el rey" y tantas otras conocidísimas canciones mexicanas que todos acompañábamos a coro.
Fue muy emocionante, la verdad, y mucho más emocionante cuando Arturo León anunció y saludó a su señora madre, que estaba en la sala, recién llegada de México para el concierto de su hijo. Esta entrañable noticia arrancó una emotiva ovación del público que se identificó con el sentimiento de esa madre al cruzar el océano para estar con su hijo en este momento crucial de su carrera artística.
Total que el concierto previsto para dos horas, se prolongó hasta las tres horas o más, porque además, Arturo que es  un hombre sencillo, cercano, amoroso,    y ...  ¡qué se yo la de amigos que tiene ese pibito!  Se subió a una pequeña tarima para sacarse fotos con todos sus amigos y amigas, a pesar del agotamiento de tres horas de actuación, entregándose a fondo como siempre hace. Pero para tener ese aguante, sólo hay que llamarse ... 
Arturo León y ser  Mexicanario. 

Y esta es la humilde crónica de un gran evento musical y de un gran equipo humano coordinado para un mismo fin: Mexicanario, un excelente espectáculo, que según noticias recientes, el próximo año será llevado en gira por México y Estados Unidos.  


¡¡Muchos éxitos, mi amigo Arturo León!!


Cariñosamente, tu amiga: Mari Camen Martín Mendoza