El rey de Las Calmas
Comenzó con un retozar ruidoso desde las entrañas calientes de la Madre Tierra.
No detuvo su movimiento y se revolvía desesperado porque quería asomar la nariz y respirar aire puro.
Pero su inquietud y desespero lo llevó a meterse allí donde no debía, justo debajo de las enaguas del Mar de las Calmas, intentando esconderse y pasar desapercibido.
Y he aquí que sin querer rompió el cascarón y se encontró con que no era esa la bocanada de aire limpio
que él buscaba, sino una gran masa salada que lo aplastaba.
Se enfadó tanto que comenzó a rugir y a bramar como una fiera.
Los pescadores, que desde la orilla lo escucharon, imaginaron sus intenciones y salieron despavoridos rumbo a El Pinar, dejando al caserío de La Restinga disfrazado de fantasma para asustarlo y apaciguar su furia.
Entonces el recién nacido se relajó y se zambulló a placer en las azules aguas del Mar de las Calmas, jugando alegremente con el conocidísimo amigo Pancho, un mero socarrón y apachorrado, que le dijo intencionadamente lo sucio y feo que se le veía.
Por eso se sacudió toda la ceniza que llevaba encima, provocando una inmensa mancha que tiñó de verde-gris el azul intenso del mar herreño, dejándolo todo hecho una pena.
Y así continúa todavía dando que hablar a la gente y provocando con sus juegos de escondite, con sus bombitas flotantes como castañas que saltaran calientes del tostador y flotaran alegres dando saltitos
sobre las sucias y turbulentas aguas que le vieron nacer.
Y todos se preguntan:
¿Se quedará ahí quietecito respirando burbujitas calientes? ¿Se volverá a enfadar y romperá caminos que lo saquen de la salobre envoltura?
Nadie lo perderá ya de vista, están los Roques del Salmor vigilantes y el Roque de la Bonanza con las zarpas levantadas por si este insolente se atreviése a saltarse el litoral y abrir sus fauces de fuego a cielo abierto.
Ya se sabe por aquí cómo son de revoltosos los volcanes recién nacidos.
M.C.M.
¡Cuánto tiempo! Esperamos que este recién nacido no dé mucho la lata, por el bien de la isla. Abrazos
ResponderEliminarOjalá quede todo en su sitio. Pero si surgiera una islita que se llame "El Rey de las Calmas" que es buen nombre, marcamar. Aunque tal vez la gente, que nos cansamos tanto al hablar, dejaran el nombre en "El Rey" o Isla Rey... No sé.
ResponderEliminarEn el "Roque de las Calmas"
ResponderEliminarfrente al pueblo La Restinga,
seguro querida amiga
se encontrarán nuestras almas.
Tengo ese presentimiento,
el volcán recién nacido
se convertirá en un nido
de amistad, calma y aliento.
Gracias Ligia, gracias Tona. Besos para las dos.
marcamar que bonita historia
ResponderEliminarsiempre con el amor que lo haces
me lo llevoooo pa gd,fmsdsref
ya sabes
te quiero
muakssssss
toma beso
Gracias por tus letras niña, que por cierto, te prodigas poco subiendo cositas aunque este blog no lo tenía en mis preferidos (a ver si me pongo al día) un beso desde el Sur. *_*
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